Estimado empresario...

                                                                                                              Ciudad de México, 19 de octubre de 2025

Estimado Empresario:

Durante años hemos escuchado hablar de la delincuencia organizada, esa que se agrupa para destruir, extorsionar o controlar a quienes con esfuerzo construyen.

Pero hoy debemos reconocer una realidad más amarga: las autoridades también se han organizado… pero no para servir, sino para someter al contribuyente, al productor, al empresario que con su inversión y trabajo sostiene la economía de un país entero.

Nos hablan de justicia fiscal, de equidad tributaria, de combate a la evasión, pero en la práctica vemos persecución, criminalización y miedo. Miedo de crecer, de generar, de contratar, de invertir.

Mientras tanto, los verdaderos generadores de riqueza usted, su empresa, sus empleados permanecen aislados, confiando en agrupaciones que han demostrado ser poco más que ecos vacíos: inoperantes, inertes, incapaces de levantar una voz unificada ante los abusos.

Dígame usted:

¿Cuándo se ha organizado el empresario para la defensa real de sus intereses?

¿Cuándo nos hemos reunido, con la misma fuerza con que producimos cada día, para exigir respeto, certidumbre y trato digno?

El empresario mexicano ha sido paciente, demasiado paciente.

Ha soportado que lo señalen como sospechoso por el simple hecho de generar riqueza; ha soportado auditorías arbitrarias, clausuras injustas, bloqueos de cuentas, amenazas disfrazadas de procedimientos legales.

Ha soportado que lo traten como enemigo, cuando en realidad es el motor de la nación, el que da trabajo, el que invierte, el que arriesga.

Pero ha llegado la hora de despertar.

De entender que la soledad del empresario es el mayor triunfo de quienes lo quieren débil.

Que la indiferencia ante el abuso es complicidad con el abuso mismo.

Que ningún decreto, ninguna ley, ninguna promesa electoral protegerá a quien no se defiende.

Debemos organizarnos.

No para evadir, sino para existir con dignidad.

No para oponernos al Estado, sino para recordarle que sin el empresario, no hay Estado que sobreviva.

No para pelear, sino para equilibrar.

México necesita una voz empresarial que no tiemble, que no se oculte detrás de despachos ni cámaras, que sepa decir con firmeza:

“No más abusos, no más persecuciones, no más miedo.”

 

– José Antonio Pérez Ramos

Necesitamos unirnos no solo por supervivencia, sino por justicia; no solo por defensa, sino por futuro.

Que cada factura emitida, cada nómina pagada y cada empleo creado sea un acto de resistencia.

Que cada empresario recuerde que defender su derecho a producir es defender el porvenir de su familia, de sus empleados y de su país.

Organizarnos no es una opción: es una urgencia.

Porque el que produce no debe ser perseguido, debe ser protegido.

Porque si el empresario se extingue, con él se apaga la esperanza de crecimiento, libertad y bienestar que aún sostiene a México.

Con respeto, pero también con la firmeza de quien ya no puede callar, lo invito a reflexionar:

¿Seguiremos soportando en silencio o construiremos, juntos, la defensa de quienes hacen posible la vida económica del país?

Con todo mi reconocimiento a su esfuerzo diario,

reciba un llamado sincero, de empresario a empresario:

Unámonos antes de que sea demasiado tarde.

 

                                                                       Atentamente

                                                         Dr. José Antonio Pérez Ramos


                                                                                                                        investigacion@mrci.com.mx

Autor:
Dr. José Antonio Pérez Ramos

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